Wangari Maatahi

 

Wangari Muta Maathai política y ecologista keniana. Fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004 por “su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz”. En 1977 fundó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement), por el que obtuvo en 1986 el Premio al Sustento Bien Ganado. Fue elegida miembro del Parlamento de Kenia (Cámara Baja de la Asamblea Nacional) donde ejerció como ayudante del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales durante el gobierno del presidente Mwai Kibaki entre enero de 2003 y noviembre de 2005. También formó parte del Consejo de Honor del Consejo para el futuro del mundo. Maathai fue también la primera mujer de África Oriental en obtener un doctorado.
Nació en Nyere, Kenia, en 1940, en el seno de una familia kikuyu. Estudió en un centro católico. A los 20 años le concedieron una beca para la universidad católica Santa Escolástica, en Arkansas, Estados Unidos. Allí conocería a la hermana Katheleen y entraría en contacto con una serie de valores que después habrían de ser fundamentales en su vida. En 1966 se licenció en Biología y obtuvo un Master de Ciencias en la Universidad de Pittsburg. Volvió a Kenia y en 1971 se doctoró en la Universidad de Nairobi, donde luego ejerció de profesora de anatomía en veterinaria y zoología. 
El año 1976 fundó el movimiento del Cinturón Verde con el objetivo de defender el medio ambiente de su país. Organizó a mujeres agricultoras para que plantaran árboles. A las amigas que conocía las animaba a plantar árboles en sus jardines, en los parques, en los patios de las escuelas o en las plazas de las iglesias. El movimiento que Maatahi creó no ha dejado de crecer. Algunos países africanos, como Tanzania, Uganda, Malaui, Lesotho o Etiopía, han lanzado esta iniciativa con bastante éxito. Pero el camino no ha sido fácil. Durante su trayectoria, Wangari ha sido insultada en el Parlamento de su país y en la calle, atacada por al polícia, amenazada de muerte e incluso encarcelada. Pero ella ha seguido con su actitud apoyada por numerosas mujeres, que han sido las que han plantado los 30 millones de árboles. 
Era frecuente encontrar a Maathai en acción con sus botas de goma, llevando una regadera y rodeada de plantas jóvenes dispuestas para traspantarlas. LaPremio Nobel de la Paz nunca creyó que llegaría tan lejos. Pero estaba encantada de que el mundo hubiera reconocido el trabajo que estaba haciendo. 
 
"Quiero dedicar el premio a la mujer africana. Quiero tenerla y estrecharla entre mis brazos. Creo que este premio es un honor dedicado a ella"
 
Una de las primeras cosas que realizó para celebrar el galardón fue plantar una acacia rosa a los pies del monte Kenia, un lugar que para ella y para las generaciones que le han precedido ha sido una fuente de inspiración.

 

 

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